jueves, 31 de enero de 2008

Identidad empresarial

Hace algunos años, James Collins y Jerry Porras publicaron un libro titulado, Empresas que perduran (1996, Barcelona: Paidós). Se trata de un estudio para conocer cual es el secreto de las corporaciones que permanecen a pesar de los obstáculos que deben superar a lo largo del tiempo.

Los investigadores descubrieron que la clave del éxito es conservar el núcleo y estimular el progreso. Es decir, preservar los rasgos que le dan identidad a la empresa para proyectarse hacia el futuro sobre estos ejes.

La investigación demostró que perduran las empresas que tienen más claros sus principios y les son fieles. Tener una declaración precisa de qué pretendo hacer y hacia donde quiero llegar permite establecer los medios adecuados para alcanzar la meta.

“Si no sabes hacia dónde vas, ¿qué importa hacia dónde camines?”. Fueron las palabras que el conejo dirigió a Alicia cuando se encontraba en el país de las maravillas y avanzaba con paso incierto a quién sabe dónde. Es lo mismo que podemos decir a muchos micro, pequeños y medianos empresarios.

Una definición puntual de la misión, visión, objetivos, principios y valores rectores de nuestro negocio, evita distracciones. También nos da el poder de aprovechar las oportunidades, si y solo si están de acuerdo con la identidad de la empresa o favorecen su realización.

La falta de una adecuada declaración de principios puede hacer que naufrague una empresa pues se está a expensas de las circunstancias, de la moda e incluso, del capricho personal.

Los elementos que constituyen el núcleo de identidad de una empresa son: la misión, la visión, los objetivos, los principios y valores de la misma.

La misión dice qué hace la empresa, cómo y con qué. La visión nos dice para qué, es decir, a dónde pretende llegar con su actividad. Los objetivos concretan en puntos específicos los rasgos anteriores, y se traducen tanto en estrategias como en acciones planificadas. Los principios rectores y los valores constituyen la mística de la organización; es decir, aquellas ideas que dan sentido a su existencia. Son el por qué luchar y se concretan tanto en políticas como en procedimientos.

Para llegar a este punto, es necesario analizar primero las fortalezas y debilidades internas así como las oportunidades y amenazas externas. Es lo que conocemos como matriz FODA.



El primer paso del análisis es enunciar en forma exhaustiva las fortalezas, las debilidades, las oportunidades y amenazas reales. Es decir, identificar tanto nuestras luces y sombras como los semáforos que encontraremos en nuestro camino.

Un segundo momento es plantear las distintas estrategias. Las FO y DO potencian; las FA y DA atenúan. Al visualizar el entorno desde esta perspectiva es posible definir los espacios concretos de actuación que se abren para nuestra empresa.

Una vez que tenemos claros los rasgos que identifican o distinguen mi negocio estamos en posibilidades de iniciar la fase de planeación que estimule el progreso del mismo.


Las preguntas del día
¿Tu empresa cuenta con una identidad definida? ¿Pueden distinguirla tus clientes? Si no es así, tal vez sea necesario hacer un alto y comenzar por el principio.

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